Gambino Parece que el problema puede estar relacionado con la configuración del portátil y la gestión de la gráfica dedicada. A continuación, te detallo varios pasos y comprobaciones que puedes realizar para asegurarte de que el sistema utiliza la GPU dedicada de forma correcta: 1. Verifica qué GPU está en uso Windows: Abre el Administrador de Tareas (Ctrl + Shift + Esc). Ve a la pestaña Rendimiento y selecciona la GPU para ver si se está utilizando la integrada o la dedicada. Software del fabricante: Si tu portátil tiene una GPU NVIDIA, abre el Panel de Control de NVIDIA y verifica qué GPU se está asignando a las aplicaciones. 2. Configura la GPU dedicada como predeterminada Para NVIDIA: Abre el Panel de Control de NVIDIA (clic derecho en el escritorio). Ve a Administrar configuración 3D > pestaña Configuración global. En la opción Procesador de gráficos preferido, selecciona Procesador NVIDIA de alto rendimiento. En la pestaña Configuración de programas, selecciona los juegos o aplicaciones que quieras forzar a usar la GPU dedicada. Para AMD: Abre el Software de AMD Adrenalin. Ve a la sección de Configuración de gráficos. Asigna la GPU de alto rendimiento a las aplicaciones o juegos específicos. 3. Ajusta el plan de energía En portátiles, el sistema puede limitar el uso de la GPU para ahorrar energía. Abre Opciones de energía (Win + R, escribe powercfg.cpl). Selecciona Alto rendimiento o ajusta el plan actual para asegurarte de que la GPU tenga el máximo rendimiento. 4. Actualiza los controladores Controladores de GPU: Descarga los controladores más recientes desde el sitio oficial de NVIDIA, AMD o Intel. BIOS y Firmware: A veces, los fabricantes lanzan actualizaciones de BIOS para mejorar la compatibilidad y el rendimiento de la GPU dedicada. 5. Revisa los límites térmicos o de potencia (Thermal Throttling) Si la GPU alcanza su temperatura máxima, el sistema puede reducir su rendimiento para evitar daños. Usa herramientas como MSI Afterburner o HWMonitor para monitorear las temperaturas de la GPU y la CPU. Si las temperaturas son altas, considera limpiar las rejillas de ventilación o usar una base de refrigeración para portátiles. 6. Verifica el perfil del juego Algunos juegos tienen configuraciones predeterminadas que limitan el uso de la GPU o los FPS. Asegúrate de deshabilitar opciones como Sincronización Vertical (V-Sync) o límites de FPS dentro del menú del juego. 7. Revisa el uso de CPU A veces, un cuello de botella en la CPU puede limitar el rendimiento general y el uso de la GPU. Comprueba en el Administrador de Tareas si la CPU está al 100% mientras juegas. Si la CPU está saturada, ajusta las opciones gráficas del juego para equilibrar la carga entre CPU y GPU. Es probable que el portátil no esté usando la GPU dedicada debido a la configuración predeterminada de ahorro energético o controladores desactualizados. Siguiendo los pasos anteriores, deberías poder identificar y solucionar el problema para aprovechar todo el potencial de tu gráfica dedicada.